“La cigarra y la hormiga”es una de las fábulas de Esopo y recreada por
Félix María Samaniego. Félix nació en la Guardia (Álava) en 1745 y murió en el
mismo lugar en 1801. Él escribió muchos poemas de fábulas, narraciones breves,
escrita en verso o prosa, que tiene una finalidad didáctica y cuyos
protagonistas suelen ser animales. Este tipo de poema era apropiado para la
literatura del siglo XVIII, porque era una literatura que quería enseñar,
criticar, en definitiva, conseguir progreso.
En el poema dice que una cigarra estuvo
cantando todo el verano y después del verano, cuando llegó el invierno, la cigarra
no previsora se encuentra desprovista de alimento y pide ayuda a su vecina la
hormiga y le pide prestado algo de lo que le sobra prometiendo devolvérselo. La
hormiga se presenta como una arrogante y una furiosa: no quería ayudar a la
cigarra. Félix dice a la hormiga que es codiciosa (La codiciosa hormiga respondió
con denuedo, ocultando a la espalda
las llaves del granero) y también él
desprecia a la cigarra, la llama holgazana.
Lo más importante de una palabra es “codiciosa” esta fábula critica bien a la
imprevista y perezosa de la cigarra, y también a la codiciosa, egoísta pero muy
trabajadora de la hormiga. Este poema nos dice que consideremos a la primavera como niñez de la vida, cuando debemos
trabajar mucho, eso nos hace una laboriosa persona. De esta manera, cuando
estamos en la vejez podemos tener una vida más comoda. Además, debemos ser personas
tolerantes, no importa para quiénes.
Su poema tiene una idea que coincide
con la Ilustración, que es la crítica a los vicios (codicia y holgazanería) que
impiden que el mundo sea mejor, que progrese. Los autores que también utilizaban
fábulas eran Juan Ruiz en el Libro de
Buen Amor , Don Juan Manuel
utilizaba una cosa que se parece a la fábula: exemplum, otro método para enseñar
y criticar. Por eso, Samaniego no fue el primero que usó la fábula.
Hay otros autores en el
siglo XVIII que también escribían fábulas. Ejemplos son el francés Jean de La
Fontaine, el inglés John Gay y el también español, Tomás de Iriarte. También
escribió a esa fábula La Fontaine.
“ODA VI A Dorila” es uno de los poemas de Juan Meléndez Valdés. Juan nació en Ribera de
Fresno (Badajoz) y murió en el exilio en 1817. Su poética es la más relevante
de todo el XVIII español. Sus poesías fueron al principio de estilo rococó, con
sus odas anacreóntica y su lírica setecentista.
El tema de la composición es el de
un poeta que le dice a su amada Dorila que, como la juventud y sus alegrías se
pasan, las aproveche y quiera estar con él. Esto es algo que también aparecía
en la literatura del Siglo de Oro: los tópicos del “carpe diem” (aprovecha el momento) y “tempus
fugit” (el tiempo se va). Utiliza la ornamentación en su poema, como metáfora, metonimia,
personificación…
Meléndez fue un artista que reflejaba su experiencia triste en la vida en
sus poemas, eso no era lo propio de la Ilustración (literatura que busca ell
progreso, filosófica y didáctica), eso era propio de Romanticismo, de ahí que
algunos lo llamaran preromántico.