jueves, 27 de marzo de 2014

Progreso y sentimiento en la literatura de siglo XVIII

“La cigarra y la hormiga”es una de las fábulas de Esopo y recreada por Félix María Samaniego. Félix nació en la Guardia (Álava) en 1745 y murió en el mismo lugar en 1801. Él escribió muchos poemas de fábulas, narraciones breves, escrita en verso o prosa, que tiene una finalidad didáctica y cuyos protagonistas suelen ser animales. Este tipo de poema era apropiado para la literatura del siglo XVIII, porque era una literatura que quería enseñar, criticar, en definitiva, conseguir progreso.
  En el poema dice que una cigarra estuvo cantando todo el verano y después del verano, cuando llegó el invierno, la cigarra no previsora se encuentra desprovista de alimento y pide ayuda a su vecina la hormiga y le pide prestado algo de lo que le sobra prometiendo devolvérselo. La hormiga se presenta como una arrogante y una furiosa: no quería ayudar a la cigarra. Félix dice a la hormiga que es codiciosa (La codiciosa hormiga respondió con denuedo, ocultando a la espalda las llaves del granero) y también él desprecia a la cigarra, la llama holgazana. Lo más importante de una palabra es “codiciosa” esta fábula critica bien a la imprevista y perezosa de la cigarra, y también a la codiciosa, egoísta pero muy trabajadora de la hormiga. Este poema nos dice que consideremos a  la primavera como niñez de la vida, cuando debemos trabajar mucho, eso nos hace una laboriosa persona. De esta manera, cuando estamos en la vejez podemos tener una vida más comoda. Además, debemos ser personas tolerantes, no importa para quiénes.
 
 Su poema tiene una idea que coincide con la Ilustración, que es la crítica a los vicios (codicia y holgazanería) que impiden que el mundo sea mejor, que progrese. Los autores que también utilizaban fábulas eran Juan Ruiz en el Libro de Buen Amor , Don Juan Manuel utilizaba una cosa que se parece a la fábula: exemplum, otro método para enseñar y criticar. Por eso, Samaniego no fue el primero que usó la fábula.
            Hay otros autores en el siglo XVIII que también escribían fábulas. Ejemplos son el francés Jean de La Fontaine, el inglés John Gay y el también español, Tomás de Iriarte. También escribió a esa fábula La Fontaine.

“ODA VI A Dorila” es uno de los poemas de Juan Meléndez Valdés. Juan nació en Ribera de Fresno (Badajoz) y murió en el exilio en 1817. Su poética es la más relevante de todo el XVIII español. Sus poesías fueron al principio de estilo rococó, con sus odas anacreóntica y su lírica setecentista.
  El tema de la composición es el de un poeta que le dice a su amada Dorila que, como la juventud y sus alegrías se pasan, las aproveche y quiera estar con él. Esto es algo que también aparecía en la literatura del Siglo de Oro: los tópicos del  “carpe diem” (aprovecha el momento) y “tempus fugit” (el tiempo se va). Utiliza la ornamentación en su poema, como metáfora, metonimia, personificación…
Meléndez fue un artista que reflejaba su experiencia triste en la vida en sus poemas, eso no era lo propio de la Ilustración (literatura que busca ell progreso, filosófica y didáctica), eso era propio de Romanticismo, de ahí que algunos lo llamaran preromántico.



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