domingo, 18 de mayo de 2014

El Dios de la clemencia, el «Dios Don Juan Tenorio»

Don Juan Tenorio, obra del vallisoletano José Zorrilla, ha sido considerado el drama romántico por excelencia. Muchas son las características que lo convierten en una obra maestra, pero es sin duda su desenlace lo que le proporciona esa singularidad. Por ello, voy a dedicar esta entrada a analizar los aspectos más importantes del mismo.

La obra de Zorrilla se encuentra llena de elementos que se atisban ya en obras barrocas como El Burlador de Sevilla (donde encontramos otro don Juan, de las mismas características) de Tirso de Molina o La vida es sueño (la idea de sueño o realidad) de Calderón de la Barca. El estudiante de Salamanca de Espronceda, sirvió también de inspiración a Zorrilla, vemos como la figura de don Juan Tenorio se asemeja bastante a la de Félix de Montemar, si bien es cierto que el destino de ambos personajes se resuelve de manera distinta. (Cf: http://trasteoshipertextuales.blogspot.com.es/2014/05/la-agonia-del-tenorio.html).  
A pesar de estas influencias, Zorrilla introdujo unas características en su obra que  han  conseguido diferenciarla de todas las anteriores.

La 2ª parte de la obra nos sitúa en un escenario que reúne todas las características propias de un drama romántico (sepulcros, estatuas de piedra, sombras de ultratumba, etc.). En ese ambiente fantástico de penumbra y misterio reaparece don Juan Tenorio, a quien se le atribuye un carácter satánico a lo largo de todo la obra. Es en esta parte donde se atisba un cambio en la actitud de don Juan: el héroe romántico por excelencia, que protagoniza un descenso simbólico a los Infiernos al final de la 1ª parte, es salvado por doña Inés, con la clemencia final de  Dios, permitiendo su paradójico ascenso al cielo junto a su amada. ¿Por qué doña Inés decide salvar a don Juan? El destino podría ser la clave en todo este asunto. Don Juan y doña Inés constituyen una pareja antitética: el primero, de carácter libertino, ascético de la religión, elementos satánicos en su personalidad; la segunda, un perfecto ejemplo de moral tradicional, respetuosa con la autoridad. El amor que terminan profesándose ambos personajes no es casualidad. Podría decirse que una de las razones por las que Inés acaba enamorándose de don Juan es porque acepta que el destino ha querido que fuera así (matrimonio concertado, orden del cielo, etc.). Por otra parte, en la 2ª parte vemos como don Juan empieza a ser consciente de la transcendencia de sus actos y más aún cuando se encuentra al final de la obra junto a la estatua del Comendador, a punto de ser condenado al Infierno. Es aquí cuando se da lugar el arrepentimiento de don Juan:  por fin se da cuenta de la existencia de Dios y de que puede salvarse gracias a la mujer de la que se ha enamorado realmente.  Como he mencionado anteriormente, el elemento mágico es bastante relevante a lo largo de ese desenlace.  El escenario en el que tienen lugar los acontecimientos lo dice todo, así como la aparición de los espectros del Comendador y doña Inés. Es el ambiente adecuado para la muerte del héroe romántico, quien en la última escena interpreta un monólogo en el que vemos reunidos todos los aspectos comentados:

JUAN: ¡Clemente Dios, gloria a Ti!
 Mañana a los sevillanos
 aterrará el creer que a manos
 de mis víctimas caí. 
Mas es justo: quede aquí
 al universo notorio
 que, pues me abre el purgatorio 
un punto de penitencia,
 es el Dios de la clemencia
 el Dios de Don Juan Tenorio.


 Como conclusión, la originalidad de Don Juan Tenorio  reside en esa combinación de lo religioso y fantástico. Sin duda, José Zorrilla consiguió con ella una popularidad que llega a día de hoy, como lo prueba su anual representación en el día de los difuntos.



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