miércoles, 21 de mayo de 2014

UN DON FÉLIX TENORIO Y UN ENTIERRO IDEOLÓGICO


Era característico de los nuevos movimientos literarios, adquirir propiedades contrarias o adversas al movimiento arraigado en el país en el momento de surgir. Tal y como demuestra el Romanticismo Español, surgiendo en dicho país en un momento donde el mismo se encontraba con unas ideas ilustradas, donde la razón era el pilar fundamental a raíz de la cual prosperaba una nación en la que la ideología ilustrada estaba marcando una época de riquezas intelectuales, y asimismo dejando una densa cultura periódica, pictórica, literaria y demás.
En el momento en el que surge el Romanticismo, el pilar fundamental de la sociedad deja de ser la razón y pasa a ser el sentimiento. Se deja a un lado la objetividad y la sociedad poco a poco va viendo las cosas de una manera subjetiva.
De una manera subjetiva, escribe José de Espronceda (1808-1842) su obra El estudiante de Salamanca cuyo protagonista, Don Felix de Montemar es claramente comparable al protagonista de Don Juan Tenorio, de José Zorrilla.
La obra trata de un personaje donjuanesco que, siguiendo a una bella mujer para conquistarla se topa con su propio entierro.
Si analizamos la obra desde un punto de vista ideológico podríamos llegar a la conclusión, como anteriormente hizo un crítico, Marrast, de que toda la obra es una crítica social y política en la que se compara España con un cementerio, como hizo Larra: "El día de los difuntos de 1836" y como después de la Guerra Civil (1936-1939) hará Dámaso Alonso cuando en su poema "INSOMNIO" compara Madrid con un cementerio: " Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres".
Continuando con el análisis vemos como Espronceda en la citada obra deja a un lado de nuevo las características ilustradas como el positivismo para crear un ambiente pesimista dentro de su obra, demostrado con el trágico final de la misma.
Es quizá el final de la obra el hecho más significativo para poder realizar una comparación con la sociedad de la época o incluso para analizarlo desde el punto de vista de la ideología tanto en la obra misma como en la España del momento en el que se compone la citada obra.
El final de la obra, la muerte de don Félix al ver a doña Elvira muerta, es indiferente para un pequeño número de ciudadanos que como frívolos hombres vuelven a sus faenas y quehaceres. La actitud de dichas gentes es lo que podríamos comparar con la sociedad que apoyaba a la nueva España (los exaltados) que para Espronceda, como parece dejar ver en la última parte del poema, es la minoría de la sociedad y que la gran mayoría se encuentra de lado de la "España muerta" representada en la obra por las figuras de don Félix de Montemar y doña Elvira (personajes cuyas características encajan con las de don Juan y doña Inés respectivamente).

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