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Ovejas siguiendo al pastor |
La mayor parte de las 90 cartas están escritas de la mano de
Gazel que aprecia varias sutilezas de nuestras tierras. Por ejemplo le llama
asombrosamente la atención el concepto de nobleza
hereditaria con el que se topa muy a menudo en su estancia en España; su
anfitrión Ñuño se lo hace entender bastante explícitamente:
«Nobleza
hereditaria es la vanidad que yo fundo en que, ochocientos años antes de mi
nacimiento, muriese uno que se llamó como yo me llamo, y fue hombre de
provecho, aunque yo sea inútil para todo» (Carta XIII)
Otra carta interesante es la LXVIII en la que el extranjero
se revela como un lúcido personaje que, adelantando a muchos de los naturales
de la tierra que visita, descubre el secreto del fracaso del imperio donde
nunca se ponía el sol, la España de los Austrias mayores ─y por qué no también
del Imperio Romano:
Examina
la historia de todos los pueblos, y sacarás que toda nación se ha establecido
por la austeridad de costumbres. En este estado de fuerza se ha aumentado, de
este aumento ha venido la abundancia, de esta abundancia se ha producido el
lujo, de este lujo se ha seguido afeminación, de esta afeminación ha nacido la
flaqueza, de la flaqueza ha dimanado su ruina.
Cadalso se adscribe al género ensayístico para plasmar esta y
otras ideas (divergen mucho de la línea en la que yo he ido) lo que implica una
ecuación que es importante tener en cuenta y es la conjunción de razón (diosa
del momento ilustrado) y opinión. Es decir el autor a partir de una observación
(la España del momento) lleva a cabo una reflexión (tiene muchos motivos de
orgullo pero también está llena de vicios que hay que corregir) y la argumenta razonablemente. Qué mejor
argumento que el de un forastero que tras recibir opiniones de un español se
las transmite a su paisano tamizándolas en sus propios juicios y conclusiones.
El contenido expuesto se sugiere y no se impone (nada de dogmatismo en la
Ilustración) y favorece esta labor la intención dialogal que trae consigo el
género epistolar, con su tratamiento en segunda persona y su carácter privado
que permite cierta afectividad y coloquialismo, más naturalidad. Por otra parte
siempre, aunque el propio autor se considere a sí mismo imparcial, se
vislumbran rasgos de la personalidad del autor, el ensayo es suyo y el ensayo
es una opinión y a Cadalso se le ve el plumero.
A pesar de que ofrece críticas constructivas como las que aquí he citado
no deja de defender apasionadamente a su
país. En la carta III alaba a don Pelayo y a los Reyes
Católicos, los reyes de la casa de Borbón lo entusiasman (LXXIII) y Hernán Cortés es un héroe cuyos abusos son justificables (IX).
Aún así no faltan las sanciones a la corrupción y al retraso
que inundan (presente del indicativo) el país. El viaje de Gazel tuvo que ser
formativo.
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