jueves, 5 de junio de 2014

Sobre «Vuelva usted mañana» o grandes excusas españolas de ayer y de hoy


¿Cuántas veces hemos tenido que resolver un asunto o solicitar algún documento en alguna oficina de la administración pública? Sin duda, alguna que otra vez. Ahora, ¿cuántas el trabajador de turno se ha excusado para, de una u otra forma, no poder ser atendido y ser rechazados con la expresión: vuelva usted mañana? Ciertamente, más de las que quisiéramos. Y es que en España el vicio de la holgazanería no es algo nuevo. Ya Larra (1809-1837) lo recogía en uno de sus artículos de costumbres, que «casualmente» se llama así, Vuelva usted mañana. (Podéis acceder al texto íntegro en el siguiente enlace: http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/vuelva-usted-manana--0/html/ff7a5caa-82b1-11df-acc7-002185ce6064_2.html#I_1_).


Frecuentemente, los artículos de Mariano José de Larra suponen un híbrido entre ensayo y narración. Es por ello que en el presente, encontramos características de ambos géneros. Los aspectos narrativos son fácilmente observables en casi toda la composición:

Aturdíase mi amigo cada vez más, y cada vez nos comprendía menos. Días y días tardamos en ver las pocas rarezas que tenemos guardadas. Finalmente, después de medio año largo, si es que puede haber un medio año más largo que otro, se restituyó mi recomendado a su patria maldiciendo de esta tierra, y dándome la razón que yo ya antes me tenía, y llevando al extranjero noticias excelentes de nuestras costumbres; diciendo sobre todo que en seis meses no había podido hacer otra cosa sino «volver siempre mañana», y que a la vuelta de tanto «mañana», eternamente futuro, lo mejor, o más bien lo único que había podido hacer bueno, había sido marcharse.

La forma ensayística se puede ver en la utilización de la primera persona, además de  la invitación a la reflexión y a la participación del lector que ofrece el autor de la composición:

¿Tendrá razón, perezoso lector (si es que has llegado ya a esto que estoy escribiendo), tendrá razón el buen monsieur Sans-délai en hablar mal de nosotros y de nuestra pereza? ¿Será cosa de que vuelva el día de mañana con gusto a visitar nuestros hogares? Dejemos esta cuestión para mañana, porque ya estarás cansado de leer hoy [...].

A lo largo del artículo se exponen situaciones que resaltan la intención satírica y jocosa que pretende. Es además Larra un magnífico exponente de la utilización de frases lexicalizadas. Estas expresiones ayudan a la apelación del lector, pues no solo pertenecen al habla coloquial, sino que a menudo son tergiversadas para acentuar este efecto: Hágase el milagro y hágalo el diablo.

Larra −quien cuenta los hechos− aborda la situación española de la época: un extranjero llega a España para indagar en la historia de sus antepasados. Durante su estancia, se ve dificultado por la imposibilidad de tratar con el genealogista experto, al no estar disponible en ninguna de las ocasiones que lo solicita.  

Es propio de los autores costumbristas como Espronceda o Fernán Caballero, intentar crear una imagen propia de España, más real. Este efecto es conseguido con la utilización de varios puntos de vista. Así, en el artículo en cuestión, son las voces de Larra y la de un extranjero las que nos guían en la construcción de esta visión de la realidad española. Sin embargo, es cierto que la perspectiva  de los extranjeros no llegaba a ser lo creídamente objetiva como se pensaba, pues estos llegaban a España con ciertos prejuicios: su visión del país es la de una tierra devastada tras las guerras napoleónicas:

Estas reflexiones hacía yo casualmente no hace muchos días, cuando se presentó en mi casa un extranjero de estos que, en buena o en mala parte, han de tener siempre de nuestro país una idea exagerada e hiperbólica, de estos que, o creen que los hombres aquí son todavía los espléndidos, francos, generosos y caballerescos seres de hace dos siglos, o que son aún las tribus nómadas del otro lado del Atlante: en el primer caso vienen imaginando que nuestro carácter se conserva intacto como nuestra ruina; en el segundo vienen temblando por esos caminos, y pregunta si son los ladrones que los han de despojar los individuos de algún cuerpo de guardia establecido precisamente para defenderlos de los azares de un camino, comunes a todos los países.

Tras esta clara crítica a la sociedad española, se encuentra la idea de la vida como Carnaval: desenmascarar a toda una nación y a una clase social que impide el avance de este país.
Larra pretende transmitir una imagen de compromiso: literatura como proyecto de libertad. Reside aquí una idea muy romántica, si bien es cierto que el propio autor se considera portador de una estética neoclásica en parte de su obra.

Intentar  liderar el camino del progreso social a través de la literatura, es quizá el objetivo de este artículo y de muchos otros de su cosecha; una meta común a los escritores de artículos costumbristas, que con su moralismo característico realizan un amplio recorrido por los defectos y atrasos de los que todavía hoy aquejamos en España. No diré más. Citando al autor: ¡Eh, mañana le escribiré!

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