Los Disparates. Quizás la serie
de cuadros más difícil de interpretar de toda la trayectoria de Goya. Sería necesario entender primero el contexto en el que el artista realiza
estos cuadros para debatir el asunto. Precisamente, fue este el tema de la
disertación llevada a cabo por D. Juan Carrete Redondo en el I Congreso
Liberal, organizado por la Universidad de Cádiz.
Nos situamos en la Época del Terror. Goya, liberal reconocido, se encuentra
en una desfavorecida situación: el apoyo a José I le acarrea problemas−recordemos que con Fernando VII en el trono, no
era muy buena opción−. En la vida
personal, se acentúan las complicaciones. Una dura contienda tenía lugar entre liberales y
serviles, ambos bandos simbolizan las
dos caras de la moneda en Goya: el miedo y la esperanza de un futuro mejor.
En sus cuadros se ven reflejadas estas sensaciones. Pondremos como ejemplos
varios «disparates» de los que se hablaron al respecto.
El «disparate fúnebre» constituye una alegoría de la situación del
momento: el grabado nos sitúa en un ambiente espectral, habitado por criaturas
fantasmagóricas. Estos «fantasmas», representan la resurrección del poder opresivo
del ejército de Fernando VII, que parecen vencer a los liberales.
En la línea del anterior se encuentra el «disparate de carnaval». Un militar
aparece en escena, parece dormido o en estado de embriaguez. Con esta
representación del poder militar, Goya pretende desenmascarar lo que hay tras
esa realidad aparente. De este cuadro se transmite cierto halo de esperanza al
desmitificar un poco a las fuerzas opresoras.
«El caballo raptor» fue otro de los disparates tratados. En este, una mujer es arrebatada de un
bocado por un caballo, animal que habitualmente representa la potencia sexual.
Al fondo una rata gigantesca con aspecto de montículo, a manera de paisaje,
devora una mujer, como reforzando el significado de la escena central (Cf.: http://es.wikipedia.org/wiki/Disparates).
Simboliza quizás la impotencia del ser humano ante las figuras de poder.
Sin duda la obra de Goya se nos muestra
en muchas ocasiones incomprensibles a la vista. Mucho más cuando se trata de la
contemplación de sus Disparates. Respecto
a esta serie de cuadros, me urge la necesidad de destacar que nunca estuvieron
a la venta, permaneciendo inédita hasta 1864, fecha en la que es trasladada a
la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Si bien es cierto que la
serie de Disparates se nos muestra
confusa, es verdad también que son causa de nuestro agrado, de alguna manera
conectamos con aquello que el artista intentaba transmitir, que aún hoy sigue
vigente. He aquí una reflexión al respecto:
Y he aquí precisamente una
de las claves de estas estampas; ¿por qué nos atraen y fascinan si no las
llegamos a entender, del mismo modo que nos ocurre con las Pinturas
negras? Nos atraen porque llegan directamente a nuestra sensibilidad más
que a nuestro intelecto. Olvidamos la razón sin poder descubrir la trama de las
mismas. Nos identificamos emocionalmente con los rostros, las miradas, las
actitudes, la atmósfera onírica, la cercanía o el tamaño de las figuras. Nos
atraen y no sabemos por qué. He aquí la causa de su Modernidad y su vigencia.
(Podéis acceder al texto
íntegro a través del siguiente enlace: https://www.museodelprado.es/goya-en-el-prado/obras/lista/?tx_gbgonline_pi1%5Bgocollectionids%5D=29)
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